ANALISIS PROYECTUAL I / II + INTRODUCCION A LA ARQUITECTURA. Taller: Arq. Ramiro García. FAPyD. UNR

Fredy Massad (Buenos Aires, 1966) es un arquitecto atípico, un proyectista que no construye. Con título por la Facultad de Arquitectura, Diseño y Planeamiento Urbano de la Universidad de Buenos Aires (Argentina), es profesor Ad Honorem de la Cátedra Solsona-Ledesma-Salama de la misma Universidad desde 2009 y da clases en el BIArch (Barcelona Institute of Architecture). Con todo, y fundamentalmente, trabaja como crítico de arquitectura en el periódico ABC y en la revista de arte contemporáneo Exit-Express. En 1996, y junto a la historiadora Alicia Guerrero Yeste, fundó ¿btbW/Architecture para investigar y realizar análisis críticos sobre la arquitectura contemporánea. Desde entonces, ambos son conferenciantes internacionales y los artículos firmados por ambos aparecen en diferentes medios internacionales de Hispanoamérica, Europa y Asia.

¿Por qué estudió arquitectura?
No encuentro una razón concreta para justificar por qué estudié arquitectura. En mi familia no hay ningún arquitecto ni tampoco crecí en un entorno que, directa o indirectamente, me alentara a ello. Quiero creer que fueron una serie de casualidades lo que me llevó finalmente hacia esa decisión.
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¿Qué esperaba de los estudios?
Mucho a nivel de desarrollo personal e intelectual antes que a nivel pragmático. Retrospectivamente, la sensación era como la de dar un salto al vacío, una ausencia de perspectiva materialista que te otorgaba una fuerte sensación de libertad y te hacía intuir que todo lo que pudiera suceder después (profesionalmente hablando) iba a ser más de lo que podías esperar.
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¿Cuándo y por qué optó por una dedicación profesional diferente?
Las cosas fueron dándose por diferentes circunstancias. Cuando terminé mis estudios preferí no hacer planes a largo plazo. Estaba en una edad en que me parecía que era posible dejar mi vida librada al azar y guiarme por las intuiciones. Había estudiado fotografía paralelamente a arquitectura, lo que me permitió empezar a colaborar con revistas. También la curiosidad y cierta disconformidad me movieron a hacer entrevistas a arquitectos que me interesaban en aquel momento, buscando en la conversación con ellos respuestas de primera mano a mis propias dudas e inquietudes.
Ejercí también durante un tiempo la docencia en la facultad de arquitectura.
Al llegar a España en 1996, conocí a Alicia Guerrero Yeste y, de la unión de fuerzas y perfiles, creamos nuestra oficina para analizar diferentes aspectos de la arquitectura contemporánea.

¿Cómo valora económica, personal e incluso socialmente esa decisión?
Respecto a lo económico, si uno lo aborda con mentalidad mercantilista, definitivamente nunca consideraría rentable dedicarse a esto. A nivel personal, y en el punto en que me encuentro, estoy satisfecho aunque convencido de que me queda mucho por hacer. Tomé una decisión que me permitió, de manera natural, encontrar el lugar y unas condiciones de independencia en que me siento realizado. No me había nunca detenido a hacer una valoración de la dimensión social de la decisión, pero la verdad es que no he concebido nunca mi trabajo como medio para conseguir o identificarme con un estatus.
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¿Qué puede hacer la arquitectura por la sociedad más allá de los planos?
Muchísimo. Yo siento que estoy trabajando dentro de la arquitectura. Aunque creo que la arquitectura es primordialmente construir también debe haber individuos que trabajen para desarrollar en positivo un entorno intelectual, ideológico… para que ésta actúe y esto es posible desempeñarlo desde campos como la investigación académica, la experimentación con nuevos materiales, la industrialización, la gestión editorial…
El objetivo común debe ser lograr esa necesaria salida de la endogamia, volver a conectar con la sociedad. En este momento, el arquitecto debe llevar a cabo una profunda introspección, poner el tablero patas arriba: recordar que la arquitectura es política, que sirve para mejorar la vida de los individuos y la sociedad. Retomar el camino de la ética rompiendo con las ataduras que han impuesto unos arquitectos y una arquitectura que actuaron en connivencia con el proyecto neoliberal.
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¿Qué consejos daría a un estudiante de arquitectura?
Creo que cada persona debe definir y entregarse a su propia experiencia, por eso no soy muy partidario de dar consejos. Recomendaría tal vez que tome la profesión con pasión y responsabilidad. Tener en cuenta que guiarse por el instinto no suele fallar y que no traspasar nunca ciertas barreras éticas otorga seguridad. Y, por último, que pierdan el respeto hacia cualquier gurú.

Por: Anatxu Zabalbeascoa. Nota completa en Del tirador a la ciudad 15/06/2012

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