ANALISIS PROYECTUAL I / II + INTRODUCCION A LA ARQUITECTURA. Taller: Arq. Ramiro García. FAPyD. UNR

Sentir la arquitectura.
La maqueta no está al servicio de la comprobación de unos planos ni se trata de una mera presentación para un público, sino que ella misma se convierte en un instrumento del proyectar. Con la maqueta empieza y termina el proyecto.
El proyectar alejado del mouse, con las manos en contacto con el material, dejando al descubierto que la arquitectura se hace desde las entrañas y a través de un viaje por la memoria de la experiencia.
La maqueta es una herramienta con la que se trabaja un tema previo. Éste es el elemento más importante, porque contiene una idea. Una idea hay que analizarla continuamente para encontrar el “núcleo esencial” y evitar perderla. La forma viene con el tiempo y con ella la belleza. Pero primero hay que recorrer un camino de palabras, sensaciones, imágenes y preguntas. De aquellas arquitecturas que más nos han impresionado y condicionado conservamos dentro de nosotros las imágenes. Producir las imágenes interiores es un proceso natural que todos conocemos. Es parte integrante del pensar. Pensar asociativa, salvaje, libre, ordenada y sistemáticamente por imágenes, por medio de imágenes arquitectónicas, espaciales, coloradas y sensuales; esa es la definición del proyectar. Ahí encontramos la síntesis de un pensamiento global, en el cual imágenes, ideas y atmósferas, toman forma en la maqueta.

Con la maqueta experimentamos y practicamos, como el músico con sus escalas, con ritmos creados por la agrupación de masas, combinaciones de colores, luz y sombra, atmósferas, etc. Debemos percibir intensamente y desarrollar sus cualidades. El trabajo de proyectar mira directamente a objetos concretos con materiales verdaderos (arcilla, piedra, acero, madera, yeso, ladrillos…).

Consecuentemente la maqueta se convierte en el medio tangible que permite barajar los diversos conceptos e irse aproximando a la forma. La propia elección del material está ligada a la idea y a la maqueta. Del mismo modo el tratamiento o el modo de ensamblar el material deben referirse a la esencia del proyecto. Así los materiales adquieren cualidades poéticas si se generan las pertinentes relaciones formales y de sentido en el propio objeto, pues los materiales no son de por sí poéticos.

Se necesitan cinco palabras que definan la esencia del proyecto. Palabras podían ser cualesquiera: amorfo, poroso, transparente, calido, sombrío, sexy… Este conjunto de conceptos es el que se utiliza para usar un material u otro en la maqueta, sin que exista por lo tanto una connotación estricta hacia el material de construcción. Pero esta primera elección ya descarta muchos materiales y la propia forma de usarlos. Pesadas masas de piedra, tejidos volátiles, el crudo acero, la caoba pulida, el vidrio cristalino, el asfalto blando calentado por el sol… son los materiales del arquitecto, nuestros materiales. Todos los conocemos… y al mismo tiempo no los conocemos. Para proyectar, para idear la arquitectura, debemos aprender a utilizar y a tratar de modo consciente estos materiales. Es un trabajo de búsqueda. Es un trabajo de memoria. Es un compromiso con la materia, con su esencia.

Jorge Vidal Tomás
Taller Illescas-Vidal
Proyectos V-VI ETSAB

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